Alerta TEMPESTAD DE POLVO
oscar | 15 noviembre, 2010Los primeros días de noviembre de este año hemos visto en diarios y noticieros televisivos titulares que informaban sobre la ocurrencia de “Tormentas de tierra” en varias zonas de nuestro país, en algunos casos con consecuencias fatales por la ocurrencia de accidentes automovilísticos. Aunque la denominación correcta de este fenómeno sea “Tempestad de polvo” y se informe o se le llame Tormenta de tierra, de cualquier manera, estamos ante un evento que debe ser encuadrado dentro de lo que se conoce como “Tiempo severo”, ante la presencia de este fenómeno hay un alto riesgo de ocurrencia de accidentes, tal como ya se han verificado. Una Tempestad de polvo o de arena, dependiendo de las partículas que arrastre el viento que sople, es un evento normal, en zonas desérticas. Esto ya debería haber encendido una alarma que sin embargo se halla desactivada. Antes de seguir con el desarrollo de este tema invito al amable lector a realizar un simple ejercicio, tome una escoba y vaya a un lugar donde encuentre tierra cubierta con pasto y pase con energía la escoba sobre la superficie, ahora haga lo mismo en un área donde la tierra esté desnuda de vegetación, habrá visto que sobre la cobertura verde es casi imposible que levante tierra, en tanto que la tierra desnuda se desprende fácilmente formando una pequeña nube de polvo. Ahora traslade ese simple hecho a miles de millones de hectáreas sin cobertura vegetal y solo cambie la escoba por el viento. Realmente asombra el grado de estupidez de algunos de nuestros congeneres y más asombra cuándo su preparación intelectual es de niveles superiores. Hablamos de la ocurrencia de un fenómeno que es normal en zonas desérticas ocurriendo en nuestras narices, en plena zona de la pampa húmeda y sus márgenes. Aún así, se quieren negar sus causas ¿es que acaso vivimos en un desierto? ¿Nuestros suelos son pedregosos? ¿Hemos soportados sequías por años? A todas estas preguntas las respuestas son un rotundo NO. Algo sucede para que esto que está ocurriendo suceda, ningún fenómeno de esta magnitud ocurre por generación espontánea. Lo que sucede es solo la simple consecuencia de un accionar en contra de toda consideración por mantener algún grado de respeto hacia nuestra madre naturaleza. Existe un culpable y estoy seguro que vive cerca suyo y mío también. Ese culpable es el que sin ningún reparo deja la tierra desnuda en pos de su suculento negocio agrícola. Es el qué destroza el bosque nativo para sembrar en áreas insembrables. Es el que tala árboles centenarios sin que tan solo se le mueva un pelo. Es aquel que los árboles le molestan para dar vuelta con su maquinaria. Es el que a sus campos los quiere “limpios”. Es aquél que por sembrar un poco más hace desaparecer hasta un árbol en un costado de su predio. Es aquel que no quiere taperas en su campo y por eso no solo hace desaparecer una casa, sino que arrasa con todos los árboles que la rodeaban. Es aquel que compra bosques a precio mísero para convertirlos en “aptos agricultura” para que luego se transformen en páramos. Es aquel que los árboles le molestan en primavera por su polen, en invierno por la sombra, en el verano porque le tapan el sol y en el otoño porque se le caen las hojas. Es el que permite se sigan talando bosques solo porque participa de los negociados, pero también es este que hace un asado en el tronco de un árbol para evitar el viento, pero también soy yo y es Ud. que seguimos viendo como nos despojan de nuestras defensas y permanecemos sin defenderlas. Un árbol, estimado lector, tiene que estar dónde está, millones de años le llevó a nuestro planeta desarrollar ejemplares aptos para cada ambiente de su generosa superficie. Arbustos, matas, árboles, hierbas, todo puesto en su exacto lugar. ¿Quién puede destruir tamaño esfuerzo y sentirse como si nada fuera? Solo un ejemplar de los millones de especies que habitan este refugio espacial, puede realizar acciones en contra de su propia supervivencia, el humano, y dentro de nosotros aún más el que mide sus acciones en función de sus ganancias. Hoy nos azotan TEMPESTADES DE POLVO, estamos a un paso de que estas tempestades solo arrastren ARENA. La consideración por el trabajo de nuestra madre naturaleza, garantiza la supervivencia de todas las especies planetarias. Como seres poseedores de inteligencia es inaudito que sigamos avanzando hacia el exterminio voluntario. Es necesario detener toda extracción de árboles, es necesidad imperiosa reforestar, es ineludible volver a cortinar con árboles de rápido crecimiento los perímetros de los campos. Es cuestión de vida dejar los árboles donde están. Millones de años de trabajo de la Tierra no han sido empleados para que hoy, la riqueza fácil de algunos insensatos sea la agonía de millones sin futuro.
Oscar Monjelat
Rosario- Noviembre del 2010